27. El rey de Asiria dio esta orden: «Hagan que regrese a vivir en Samaria uno de los sacerdotes que ustedes capturaron allí, y que le enseñe a la población lo que requiere el dios de ese país.»
28. Así que uno de los sacerdotes que habían sido deportados de Samaria fue a vivir a Betel y comenzó a enseñarles cómo adorar al Señor.
29. Sin embargo, todos esos pueblos se fabricaron sus propios dioses en las ciudades donde vivían, y los colocaron en los altares paganos que habían construido los samaritanos.
30. Los de Babilonia hicieron al dios Sucot Benot; los de Cuta, a Nergal; los de Jamat, a Asimá,
31. y los de Ava, a Nibjaz y a Tartac. Los de Sefarvayin quemaban a sus hijos como sacrificio a Adramélec y a Anamélec, dioses de Sefarvayin;
32. adoraban también al Señor, pero de entre ellos mismos nombraron sacerdotes a toda clase de gente para que oficiaran en los altares paganos.
33. Aunque adoraban al Señor, servían también a sus propios dioses, según las costumbres de las naciones de donde habían sido deportados.