42. Le echó una mirada a David y, al darse cuenta de que era apenas un muchacho, trigueño y buen mozo, con desprecio
43. le dijo:—¿Soy acaso un perro para que vengas a atacarme con palos?Y maldiciendo a David en nombre de sus dioses,
44. añadió:—¡Ven acá, que les voy a echar tu carne a las aves del cielo y a las fieras del campo!