8. De inmediato escribió cartas en nombre de Acab, puso en ellas el sello del rey, y las envió a los ancianos y nobles que vivían en la ciudad de Nabot.
9. En las cartas decía:«Decreten un día de ayuno, y den a Nabot un lugar prominente en la asamblea del pueblo.
10. Pongan frente a él a dos sinvergüenzas y háganlos testificar que él ha maldecido tanto a Dios como al rey. Luego sáquenlo y mátenlo a pedradas.»
11. Los ancianos y nobles que vivían en esa ciudad acataron lo que Jezabel había ordenado en sus cartas.
12. Decretaron un día de ayuno y le dieron a Nabot un lugar prominente en la asamblea.
13. Llegaron los dos sinvergüenzas, se sentaron frente a él y lo acusaron ante el pueblo, diciendo: «¡Nabot ha maldecido a Dios y al rey!» Como resultado, la gente lo llevó fuera de la ciudad y lo mató a pedradas.
14. Entonces le informaron a Jezabel: «Nabot ha sido apedreado, y está muerto.»
15. Tan pronto como Jezabel se enteró de que Nabot había muerto a pedradas, le dijo a Acab: «¡Vamos! Toma posesión del viñedo que Nabot el jezrelita se negó a venderte. Ya no vive; está muerto.»
16. Cuando Acab se enteró de que Nabot había muerto, fue a tomar posesión del viñedo.
17. Entonces la palabra del Señor vino a Elías el tisbita y le dio este mensaje:
18. «Ve a encontrarte con Acab, rey de Israel, que gobierna en Samaria. En este momento se encuentra en el viñedo de Nabot, tomando posesión del mismo.
19. Dile que así dice el Señor: “¿No has asesinado a un hombre, y encima te has adueñado de su propiedad?” Luego dile que así también dice el Señor: “¡En el mismo lugar donde los perros lamieron la sangre de Nabot, lamerán también tu propia sangre!”»