16. Así que lo haré azotar y luego lo pondré en libertad».
18. Pero un gran clamor surgió de la multitud, y a una voz la gente gritó: «¡Mátalo y suéltanos a Barrabás!».
19. (Barrabás estaba en prisión por haber participado en un levantamiento contra el gobierno en Jerusalén, y por asesinato).
20. Pilato discutió con ellos porque quería poner en libertad a Jesús,
21. pero la multitud seguía gritando: «¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!».
22. Por tercera vez insistió Pilato: «¿Por qué? ¿Qué crimen ha cometido? No encuentro ninguna razón para condenarlo a muerte. Lo haré azotar y luego lo soltaré».
23. Pero la turba gritó cada vez más fuerte, exigiendo que Jesús fuera crucificado, y sus voces prevalecieron.
24. Entonces Pilato sentenció a Jesús a muerte como la gente reclamaba.
25. Como habían pedido, puso en libertad a Barrabás, el que estaba preso por levantamiento y asesinato. Y les entregó a Jesús para que hicieran con él como quisieran.
26. Cuando ellos se llevaban a Jesús, sucedió que un hombre llamado Simón, que era de Cirene, venía del campo. Los soldados lo agarraron, pusieron la cruz sobre él y lo obligaron a cargarla detrás de Jesús.
27. Una gran multitud lo seguía, incluidas muchas mujeres que lloraban desconsoladas.
28. Entonces Jesús se dio la vuelta y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos.
29. Pues vienen días cuando dirán: “¡Dichosas las mujeres que no tienen hijos, los vientres que no dieron a luz y los pechos que no amamantaron!”.
30. La gente suplicará a los montes: “¡Caigan sobre nosotros!” y rogará a las colinas: “¡Entiérrennos!”.
31. Pues, si estas cosas suceden cuando el árbol está verde, ¿qué pasará cuando esté seco?».