1. Ahora bien, las puertas de Jericó estaban bien cerradas, porque la gente tenía miedo de los israelitas. A nadie se le permitía entrar ni salir.
2. Pero el Señor le dijo a Josué: «Te he entregado Jericó, a su rey y a todos sus guerreros fuertes.
3. Tú y tus hombres de guerra marcharán alrededor de la ciudad una vez al día durante seis días.