20. Entonces Jeremías les dijo a todos, tanto hombres como mujeres que le habían dado esa respuesta:
21. —¿Acaso piensan que el Señor no sabía que ustedes y sus antepasados, sus reyes y funcionarios y todo el pueblo quemaban incienso a los ídolos en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?
22. Fue porque el Señor no podía soportar más todas las cosas repugnantes que él convirtió su tierra en objeto de maldición —una ruina desolada sin habitantes— como sucede hoy.
23. A ustedes les ocurrieron todas estas cosas horribles porque quemaron incienso a los ídolos y pecaron contra el Señor. Se negaron a obedecerlo y no han seguido sus instrucciones, sus decretos ni sus leyes.