14. Los estrellaré el uno contra el otro, aun los padres contra los hijos, dice el Señor. No permitiré que mi lástima ni mi misericordia ni mi compasión me impidan destruirlos’”».
15. ¡Escuchen y presten atención!No sean arrogantes, porque el Señor ha hablado.
16. Den gloria al Señor su Diosantes de que sea demasiado tarde.Reconózcanlo antes de que él traiga oscuridad sobre ustedes,la cual hace que tropiecen y caigan en las montañas sombrías.Pues entonces, cuando busquen luz,solo encontrarán terrible oscuridad y tinieblas.
17. Y si todavía se rehúsan a escuchar,lloraré a solas a causa de su orgullo.Mis ojos no podrán contener las lágrimasporque el rebaño del Señor será llevado al destierro.
18. Diles al rey y a su madre:«Desciendan de sus tronosy siéntense en el polvo,porque sus coronas gloriosaspronto serán arrebatadas de su cabeza».
19. Las ciudades del Neguev cerrarán sus puertasy nadie será capaz de abrirlas.La gente de Judá será llevada cautiva;todos serán llevados al destierro.
20. ¡Abran sus ojos y vean los ejércitosque bajan marchando desde el norte!¿Dónde está tu rebaño—tu hermoso rebaño—que él te encargó cuidar?
21. ¿Qué dirás cuando el Señor tome a los aliados con los que cultivaste una relacióny los designe como tus gobernantes?¡Se apoderarán de ti punzadas de angustiacomo una mujer en dolores de parto!
22. Quizá te preguntes:«¿Por qué me sucede todo esto?».¡Se debe a tus muchos pecados!Por eso los ejércitos invasoreste desnudaron y te violaron.
23. ¿Acaso puede un etíope cambiar el color de su piel?¿Puede un leopardo quitarse sus manchas?Tampoco ustedes pueden comenzar a hacer el bienporque siempre han hecho lo malo.
24. «Los dispersaré como la pajaque es arrastrada por el viento del desierto.
25. Esta es tu asignación,la porción que te he dado —dice el Señor—,porque ustedes me han olvidadoy han puesto su confianza en dioses falsos.
26. Yo mismo te desnudaréy te expondré a la vergüenza.
27. He visto tu adulterio y tu pasión sexual,y tu asquerosa adoración de ídolos en los campos y sobre las colinas.¡Qué aflicción te espera, Jerusalén!¿Cuánto falta para que seas pura?».