26. Cuando Dios habló desde el monte Sinaí, su voz hizo temblar la tierra, pero ahora él hace otra promesa: «Una vez más, haré temblar no solo la tierra, sino también los cielos».
27. Eso significa que toda la creación será agitada y removida, para que solo permanezcan las cosas inconmovibles.
28. Ya que estamos recibiendo un reino inconmovible, seamos agradecidos y agrademos a Dios adorándolo con santo temor y reverencia,
29. porque nuestro Dios es un fuego que todo lo consume.