18. Luego la gloria del Señor salió de la puerta del templo y se sostenía en el aire por encima de los querubines.
19. Entonces, mientras yo observaba, los querubines volaron con sus ruedas a la puerta oriental del templo del Señor y la gloria del Dios de Israel se sostenía en el aire por encima de ellos.
20. Eran los mismos seres vivientes que yo había visto debajo del Dios de Israel cuando me encontraba junto al río Quebar. Sabía que eran querubines,
21. porque cada uno tenía cuatro caras y cuatro alas y lo que parecían ser manos humanas debajo de las alas.