18. Sin embargo, el profeta anciano le dijo:—Yo también soy profeta, como tú. Y un ángel me dio este mandato de parte del Señor: “Llévalo a tu casa para que coma y beba algo”.Pero el anciano le estaba mintiendo.
19. Así que regresaron juntos, y el hombre de Dios comió y bebió en la casa del profeta.
20. Mientras estaban sentados a la mesa, vino un mandato del Señor al profeta anciano,
21. quien le gritó al hombre de Dios de Judá: «Esto dice el Señor: “Has desafiado la palabra del Señor y desobedecido el mandato que el Señor tu Dios te dio.
22. Regresaste a este lugar para comer y beber donde él te dijo que no comieras ni bebieras. Por eso, tu cuerpo no será enterrado en la tumba de tus antepasados”».
23. Cuando el hombre de Dios terminó de comer y beber, el profeta anciano ensilló su propio burro y se lo dio,
24. y el hombre de Dios siguió su camino. Mientras viajaba, le salió al paso un león y lo mató. Su cuerpo quedó tirado en el camino, y tanto el burro como el león estaban junto al cadáver.