6. Y porque ustedes son hijos, Dios ha enviado el Espíritu de Su Hijo a nuestros corazones, clamando: "¡Abba! ¡Padre!"
7. Por tanto, ya no eres siervo, sino hijo; y si hijo, también heredero por medio de Dios.
8. Pero en aquel tiempo, cuando ustedes no conocían a Dios, eran siervos de los que por naturaleza no son dioses.