32. hasta que yo venga y los lleve a una tierra como la tierra de ustedes, tierra de grano y de vino nuevo, tierra de pan y de viñas, tierra de olivos y de miel, para que vivan y no mueran." Pero no escuchen a Ezequías porque los engaña, diciendo: "El Señor nos librará."
33. ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones ha librado su tierra de la mano del rey de Asiria?
34. ¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arfad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvaim, de Hena y de Iva? ¿Cuándo han librado ellos a Samaria de mi mano?
35. ¿Quiénes de entre todos los dioses de estas tierras han librado su tierra de mi mano, para que el Señor libre a Jerusalén de mi mano?'"
36. Pero el pueblo se quedó callado y no le respondió palabra alguna, porque la orden del rey era: "No le respondan."