30. —¿Te he hecho alguna vez algo semejante en toda mi vida? —le preguntó la burra.—No —reconoció Balán.
31. Entonces el SEÑOR abrió los ojos de Balán y pudo ver al ángel parado en el camino con la espada desenvainada. El profeta cayó en tierra delante del ángel.
32. —¿Por qué golpeaste a tu burra tres veces? —le preguntó el ángel—. He venido para detenerte porque vas caminando hacia la destrucción.
33. Tres veces la burra me vio y se apartó de mí. Si no hubiera sido por ella ciertamente ya te habría dado muerte, y ella habría salido con vida.
34. —He pecado —confesó Balán—. No me di cuenta que estabas allí. Regresaré a casa si no quieres que siga adelante.
35. El ángel le dijo:—Ve con esos hombres, pero hablarás solamente lo que yo te diga.Balán, siguió con ellos.
36. Cuando el rey Balac oyó que Balán se acercaba, salió de la capital y se dirigió a encontrarlo en el río Arnón, en la frontera de su tierra.