1. Cuatro meses después, un día de abril, yo estaba sirviendo el vino al rey; y él me preguntó:—¿Por qué estás tan triste? ¿No estarás enfermo? Tu cara revela que tienes alguna preocupación.Hasta entonces yo siempre me había mostrado alegre delante de él. Sentí un gran temor,
10. Pero cuando Sambalat el horonita, y Tobías el funcionario amonita, oyeron que había alguien interesado en ayudar a los israelitas, se enojaron mucho.
11-12. Tres días después de mi llegada a Jerusalén, me levanté durante la noche y salí acompañado de unos cuantos hombres. Yo no le había contado a nadie los planes que Dios había puesto en mi corazón acerca de Jerusalén. Yo iba montado en mi burro y mis acompañantes iban a pie.