3. Claro, obedézcanlos. ¡Hagan lo que dicen, pero no se les ocurra hacer lo que ellos hacen! Porque ellos mismos no hacen lo que dicen que se debe hacer.
4. Recargan a la gente de mandamientos que ni ellos mismos intentan cumplir.
5. »¡Y luego se dedican a hacer obras de caridad para que los demás los vean! Para aparentar santidad, se ponen en la frente y en los brazos porciones de las Escrituras escritas en las tiras de pergamino o piel más anchas que puedan encontrar, y procuran que los flecos de sus mantos sean más largos que los de los demás.
6. ¡Ah, y les encanta ir a los banquetes y sentarse a las cabeceras de las mesas, e ir a la sinagoga y sentarse en las primeras sillas!
7. Y cuando andan por las calles, les gusta que les digan: “¡Rabí, rabí!”
8. No dejen que nadie los llame así. Sólo el Cristo es Rabíj y todos los hombres están en el mismo nivel de hermanos.
9. Y no llamen a nadie en la tierra “padre”, porque el único digno de ese título es Dios, que está en los cielos.
10. No se dejen llamar “maestro”, porque sólo hay un Maestro: el Mesías.
11. Mientras más humildemente sirvamos a los demás, más grandes seremos. Para ser grande hay que servir a los demás,
12. pues los que se creen grandes serán humillados; y los que se humillan serán enaltecidos.
13. »¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque ni entran al reino de los cielos ni dejan entrar a nadie!
14. ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que por un lado hacen oraciones larguísimas en las calles y por el otro les roban las casas a las viudas! ¡Hipócritas!
15. ¡Ay de ustedes, hipócritas!, porque recorren el mundo en busca de conversos, y una vez que los encuentran los hacen dos veces más hijos del infierno que ustedes mismos.