Mateo 14:23-24-35 Nueva Biblia al Día (NBD)

3. Este Herodes era el que había prendido a Juan y lo había encadenado en la cárcel por exigencias de Herodías, que había sido esposa de su hermano Felipe.

4. Herodías odiaba a Juan, porque éste se había atrevido a decirle al rey que era incorrecto que se casara con ella.

5. Herodes lo habría matado en seguida, pero temía que el pueblo se le rebelara, ya que la gente consideraba que Juan era profeta.

6. Sucedió entonces que durante la celebración del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó para el rey, y a éste le agradó tanto

7. que juró darle cualquier cosa que pidiera.

8. Mal aconsejada por su madre, la muchacha pidió que le trajeran la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja.

9. Al rey no le agradó nada aquella petición, pero como había hecho juramento y como no quería romperlo delante de sus invitados, mandó que la complacieran.

23-24. Al quedarse solo, Jesús subió al monte a orar.La noche sorprendió a los discípulos en medio de las aguas agitadas y luchando contra vientos contrarios.

25. A las tres de la mañana Jesús se les acercó, caminando sobre las aguas turbulentas.

26. Los discípulos, al verlo, gritaron llenos de espanto:—¡Es un fantasma!

27. Pero Jesús inmediatamente les gritó:—¡Calma! ¡No tengan miedo! ¡Soy yo!

28. —Señor —le respondió Pedro—, si realmente eres tú, ordena que también yo camine sobre el agua y vaya hasta donde tú estás.

29. —Está bien; ¡ven!Sin vacilar, Pedro salió por la borda y caminó sobre las aguas hacia Jesús.

30. Pero al percatarse de lo que hacía y de la inmensidad de las olas que se le echaban encima, sintió miedo y comenzó a hundirse.—¡Señor, sálvame! —gritó horrorizado.

31. Extendiendo la mano, Jesús lo sujetó y le dijo:—¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?

32. Cuando subieron a la barca, los vientos cesaron.

33. Los otros discípulos, maravillados, se arrodillaron y le dijeron:—¡No cabe duda de que eres el Hijo de Dios!

34. Desembarcaron en Genesaret.

35. La noticia de la llegada de Jesús se esparció rápidamente por la ciudad. Numerosas personas corrieron de un lugar a otro avisando que podían llevarle los enfermos para que los sanara.

Mateo 14