10. »Moisés les dijo: “Honra a tu padre y a tu madre; y el que maldiga a sus padres muera irremisiblemente”.
11. Sin embargo, ustedes enseñan que una persona puede desentenderse de las necesidades de sus padres con la excusa de que ha consagrado a Dios la parte que les iba a dar a ellos.
12. Ustedes afirman que quien dice esto ya no está obligado a ayudar a sus padres.
13. Así, ustedes pisotean la ley de Dios por guardar la tradición humana. Este es sólo un ejemplo de muchos.
14. Pidió entonces Jesús la atención de la multitud y dijo:—Escúchenme bien y entiendan:
15. Lo que daña a una persona no es lo que viene de afuera. Más bien, lo que sale de la persona es lo que la contamina.
16. El que tenga oídos, oiga.
17. Una vez en la casa, después de haber dejado a la gente, sus discípulos le preguntaron el significado de lo que acababa de decir.
18. —¿Así que ustedes tampoco entienden? —les preguntó—. ¿No ven que lo que una persona come no puede contaminarla,
19. porque los alimentos no entran al corazón sino al estómago, y después van a dar a la letrina?Con esto Jesús quiso decir que todos los alimentos son limpios.
20. Y añadió:—Lo que sale de la persona es lo que la contamina.
21. En efecto, de adentro, del corazón humano, salen los malos pensamientos, la inmoralidad sexual, los robos, los asesinatos,
22. los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez.
23. Estas cosas malas salen de adentro y son las que contaminan a la persona.
24. Jesús se fue de allí a la región de Tiro. Entró a una casa y deseaba que nadie supiera su paradero. Pero no lo logró,
25. pues pronto supo de él una mujer, cuya hija estaba endemoniada. Postrada a sus pies,
26. la mujer le suplicó que liberara a su hija del poder de los demonios.La mujer era griega, pero de nacionalidad sirofenicia.
27. —Primero se tiene que alimentar a los hijos —le respondió Jesús—. No es correcto que uno le quite el alimento a los hijos y lo eche a los perros.
28. —Cierto, Señor, pero aun los perrillos comen bajo la mesa las migajas que caen del plato de los hijos —respondió la mujer.