25. Porque el que tiene recibirá más; y al que no tiene se le quitará aun lo poco que tenga.
26. »El reino de Dios es como un hombre que siembra un terreno.
27. Y la semilla nace y crece sin que él se dé cuenta, ya sea que él esté dormido o despierto, sea de día o de noche.
28. Así, la tierra da fruto por sí misma. Primero brota el tallo, luego se forman las espigas de trigo hasta que por fin estas se llenan de granos.