Jueces 8:12-25 Nueva Biblia al Día (NBD)

2-3. Gedeón respondió:—Dios permitió que ustedes capturaran a Oreb y Zeeb, los generales del ejército de Madián. ¿Qué he hecho yo en comparación con eso? Las acciones de ustedes al final de la batalla fueron más importantes que las nuestras al comienzo.Entonces ellos se calmaron.

12. Los dos reyes huyeron, pero Gedeón los persiguió y los capturó tras la derrota de sus ejércitos.

13. Gedeón regresó por la bajada de Gedes

14. y capturó a un joven de Sucot y le pidió que escribiera los nombres de los setenta y siete dirigentes políticos y religiosos de la ciudad.

15. Enseguida regresó a Sucot.—Ustedes me injuriaron diciendo que jamás podría dar caza a Zeba y a Zalmuna, y nos negaron alimentos cuando estábamos cansados y hambrientos. Aquí tienen a Zeba y a Zalmuna.

16. Entonces tomó a los jefes de la ciudad y los hizo azotar con espinas y cardos hasta que murieron.

17. También fue a Peniel, derribó la torre de la ciudad y mató a toda la población masculina.

18. Luego les preguntó al rey Zeba y al rey Zalmuna:—¿Cómo eran los hombres que ustedes mataron en Tabor?Ellos respondieron:—Estaban vestidos como ustedes, como hijos de reyes.

19. —¡Deben de haber sido mis hermanos! —exclamó Gedeón—. Juro que si ustedes no los hubieran matado, yo tampoco los mataría a ustedes.

20. Volviéndose a Jeter su hijo mayor, le dio orden de matarlos. El muchacho, que era casi un niño, tuvo miedo.

21. Zeba y Zalmuna le dijeron a Gedeón:—Hazlo tú mismo; preferimos que nos mate un hombre.Entonces Gedeón los mató y sacó los adornos de los cuellos de sus camellos.

22. Más tarde los hombres de Israel le dijeron a Gedeón:—Sé nuestro rey. Tú, tus descendientes y todos tus hijos reinen sobre nosotros, por cuanto nos has salvado de Madián.

23. Pero Gedeón replicó:—No seré su rey, ni tampoco lo será mi hijo. Jehová es nuestro rey.

24. Sin embargo, les pediré algo: que cada uno de ustedes me dé aretes de los que recogieron de los enemigos.(Porque las tropas de Madián, siendo ismaelitas, usaban aretes de oro.)

25. —Con todo gusto te los damos —respondieron—, y extendieron una sábana donde cada uno pudiera lanzar los aretes que había recogido.

Jueces 8