16. Entonces la prometida de Sansón se puso a llorar delante de él y le dijo:—Tú no me amas; tú me odias, porque has dicho una adivinanza a mi pueblo y no me has dicho la respuesta.—No se la he dicho ni a mi padre ni a mi madre. ¿Por qué habría de decírtela a ti? —replicó.
17. Cada vez que estaba con él, ella lloraba y se comportó de esa forma por el resto de la fiesta. Por fin, en el séptimo día, él le dio la respuesta y ella se la comunicó sin tardanza a los jóvenes.
18. Antes de la puesta del sol del séptimo día, vinieron a darle la respuesta.—¿Qué es más dulce que la miel —le preguntaron—, y qué es más fuerte que un león?—Si no hubieran arado con mi ternera, no habrían solucionado mi enigma —replicó Sansón.
19. Entonces el Espíritu de Jehová vino sobre él y fue hasta la ciudad de Ascalón, mató a treinta hombres, les quitó la ropa y se la dio a los jóvenes que le habían contestado el enigma. Pero estaba tan furioso que abandonó a su prometida y regresó a su casa para vivir con su padre y su madre.