28. e hicieron que los clamores de los pobres llegaran a oídos del SEÑOR. Sí, él escucha el llanto de los oprimidos.
29-30. Pero si él prefiere no hablar, ¿quién podrá censurarlo? También él puede impedir que un hombre indigno llegue a gobernar, evitándole ruina a una nación; y puede con igual facilidad echar por tierra a una nación entera.
31. »¿Por qué no clama el pueblo ante su Dios, diciendo:
32. “Hemos pecado, pero nos apartaremos del mal”. “ignoramos el mal que hayamos hecho; enséñanos cuál es, y lo abandonaremos de inmediato”?
33. ¿Tendría Dios que acomodar su justicia a tus exigencias? ¿Tendría que cambiar el orden del universo para satisfacer tus caprichos? ¡La respuesta tiene que ser evidente hasta para ti!
34-35. Aun sin ser muy listo, cualquiera estará de acuerdo conmigo en que tú, Job, hablas como un necio.