20. Soy huesos y pellejo, y tan sólo por un pelo he escapado a la muerte.
21. »¡Ay, amigos míos, compadézcanme porque la airada mano de Dios me ha tocado!
22. ¿Por qué han de perseguirme como me persigue Dios? ¿Por qué no les basta mi angustia?
23-24. »¡Ay, que con pluma de hierro se pudiera dejar grabado mi alegato en una roca para siempre!