8. Porque los traeré del norte, de los lugares más lejanos de la tierra, sin olvidarme de sus ciegos y cojos, de las madres jóvenes con sus pequeños, y de las que están prontas a dar a luz. ¡Una gran compañía será la que vendrá!
9. Lágrimas de gozo les correrán por las mejillas, y con mucha suavidad los conduciré a su hogar. Andarán junto a serenas corrientes de agua sin tropezar. Porque yo soy Padre para Israel, y Efraín es mi hijo mayor.
10. Escuchen este mensaje del SEÑOR naciones del mundo, y publíquenlo por todas partes: El SEÑOR que esparció a su pueblo lo recogerá otra vez y lo cuidará como pastor a su rebaño.
11. El SEÑOR salvará a Israel de quienes son demasiado fuertes para ellos.
12. Volverán a la patria y entonarán cánticos de alegría sobre los montes de Sión, y estarán resplandecientes ante las bondades del SEÑOR como las buenas cosechas, el trigo, el vino, el aceite y los vigorosos rebaños y manadas. Su vida será como huerto de regadío, y ya no tendrán más penas.
13. Las doncellas danzarán de gozo y los hombres —viejos y jóvenes— participarán en la alegría; porque transformaré su aflicción en gozo, los confortaré y los haré alegrarse, porque el cautiverio con todos sus dolores quedará atrás.
14. Festejaré a los sacerdotes con la abundancia de ofrendas que les llevarán al templo. Satisfaré de la abundancia mía a mi pueblo, dice el SEÑOR.
15. El SEÑOR dice: Hay amargo llanto en Ramá. Raquel llora por sus hijos y nadie puede consolarla, pues han desaparecido.
16. Pero el SEÑOR dice: ¡No llores más, porque yo he oído tus plegarias y te aseguro que los volverás a ver; regresarán a ti desde la lejana tierra enemiga donde ahora se encuentran!
17. Hay para ti esperanza en el futuro próximo, dice el SEÑOR, y tus hijos e hijas volverán a su patria.
18. He oído los gemidos de Efraín: «Gravemente me has castigado; pero yo lo necesitaba, así como hay que amansar al ternero para el yugo. ¡Vuélveme otra vez a ti y restáurame, pues sólo tú eres el SEÑOR, mi Dios!