6. Egipto es un aliado peligroso. Es vara afilada que te atravesará la mano si te apoyas en ella. Eso les ha pasado a cuantos han buscado apoyo en él.
7. Pero quizá digas: “¡Confiamos en el SEÑOR Dios nuestro!” ¿Ah, sí? ¿No es acaso el mismo a quien su rey insultó, derribando sus templos y altares en los montes y haciendo que todos los de Judá adoren únicamente en los altares aquí en Jerusalén?
10. Es más: ¿crees que he venido acá sin que el SEÑOR me dijera que me apoderara de esta tierra? El SEÑOR me dijo: “Ve y destrúyela”».
11. Entonces Eliaquín, Sebna y Joa le dijeron:—Te rogamos que nos hables en arameo que nosotros entendemos bastante bien. No nos hables en hebreo, porque te oirá la gente de la muralla.
12. Pero él respondió:—Mi Señor quiere que todos los de Jerusalén escuchen esto y no solamente ustedes. Quiere que sepan que si no se rinden, esta ciudad será asediada hasta que cada uno tenga tanta hambre y tanta sed que se coma sus propios excrementos y se beba su propia orina.
13. Luego gritó en hebreo a los judíos que escuchaban desde la muralla:—¡Escuchen las palabras del gran monarca, el rey de Asiria!
14. No dejen que los engañe Ezequías; nada que él haga los salvará.
15. No dejen que les haga confiar en el SEÑOR diciendo que el SEÑOR no permitirá que el rey de Asiria los conquiste.
16. No escuchen a Ezequías, porque éste es el ofrecimiento que el rey de Asiria les hace: Entréguenme un obsequio como prenda de rendición; abran las puertas y salgan, y yo haré que cada uno posea su hacienda, su huerto y agua,