14. Todos caímos al suelo, y yo oí una voz que me decía en arameo: “Pablo, Pablo, ¿por qué me persigues? Al hacerlo tú mismo te haces daño”.
15. Entonces respondí: “¿Quién eres, Señor?” El Señor me contestó: “Yo soy Jesús, al que tú estás persiguiendo.
16. Levántate y escúchame. Me he aparecido a ti porque quiero que seas mi siervo. También serás mi testigo de lo que has visto y de lo que yo te voy a revelar.
17. Te voy a proteger de los judíos y de los que no son judíos. Te envío a los que no son judíos
18. para que les abras los ojos y dejen las tinieblas para venir a la luz, para que dejen el poder de Satanás por el de Dios. Y así, por la fe en mí, reciban el perdón de los pecados y la herencia junto con el santo pueblo de Dios.”
19. »Por lo tanto, oh rey Agripa, no desobedecí esa visión del cielo.