3-5. Pero Judá le dijo:—Aquel hombre no estaba bromeando cuando dijo: «No regresen, a menos que su hermano venga con ustedes». Así que no podemos ir, a menos que dejes que Benjamín vaya con nosotros.
15. Entonces tomaron los regalos y doble cantidad de dinero, y salieron rumbo a Egipto y se presentaron delante de José.
16. Cuando José vio que Benjamín llegaba con ellos, le dijo al mayordomo de su casa:—Estos hombres comerán conmigo al mediodía. Llévalos a mi casa y prepara una gran fiesta.
17. El hombre hizo lo que se le mandó y llevó a los hijos de Israel al palacio de José.
18. Ellos se asustaron mucho cuando vieron hacia dónde los llevaban.—Es por causa del dinero que encontramos en nuestros costales —se decían—. Aquel hombre quiere acusarnos de que le hemos robado, para apoderarse de nosotros y de nuestros animales, y nos hará sus esclavos.
19. Cuando llegaron a la entrada del palacio, le hablaron al mayordomo de la casa de José y le dijeron:
20. —Señor, después de nuestro primer viaje a Egipto para comprar alimentos,
21-22. al volver a nuestra tierra, nos detuvimos en un lugar a pasar la noche, abrimos nuestros costales y encontramos el dinero que habíamos pagado por el trigo. Aquí está; lo trajimos para devolverlo, además del dinero necesario para comprar más alimento. ¡No tenemos idea de cómo llegó el dinero a nuestros costales!
23. —No se preocupen por ello —les dijo el mayordomo—; su Dios, el Dios de su padre, debe de haberlo puesto allí, porque nosotros recibimos el dinero completo.Entonces soltó a Simeón y lo llevó a donde ellos estaban,
24. Enseguida fueron conducidos al interior del palacio y les dieron agua para que se lavaran los pies. También les dieron comida a sus burros.
25. Luego sacaron y organizaron los regalos, para tenerlos listos para cuando llegara José al mediodía, porque se les había dicho que comerían allí.
26. Cuando José llegó le entregaron los regalos, y se inclinaron delante de él, en señal de respeto.
27. Él les preguntó cómo estaban, y dijo:—¿Cómo está su padre, el anciano de que me hablaron? ¿Vive aún?
28. —Sí —respondieron ellos—. Vive y goza de buena salud.Entonces volvieron a inclinarse delante de José.
29. José miró a Benjamín, su hermano menor, y preguntó:—¿Es éste su hermano menor del cual me hablaron? ¿Cómo estás, hijo mío? ¡Dios te bendiga!
30. Entonces José tuvo que salir apresuradamente, porque el amor hacia su hermano lo llenó de emoción, y sintió necesidad de llorar. Se fue a su aposento y allí lloró.
31. Después de tranquilizarse, se lavó la cara, salió y ordenó.—Sirvan la comida.