17. —Sí —respondió el hombre—, ya no están aquí. Les oí decir que iban a Dotán.José entonces se fue hasta Dotán y allí encontró a sus hermanos.
18. Pero cuando ellos lo vieron, lo reconocieron a la distancia y decidieron matarlo.
19-20. —¡Ahí viene el soñador! —exclamaron—. Vamos, matémoslo y echémoslo en una cisterna. Luego le diremos a nuestro padre que algún animal salvaje se lo comió. ¡Veremos en qué paran sus sueños!
21-22. Cuando Rubén escuchó esto, intentó salvarle la vida a José.—No lo matemos —dijo—; no debemos derramar sangre. Echémoslo vivo dentro de la cisterna. Así morirá sin que lo toquemos.El plan de Rubén era sacarlo más tarde y enviarlo a casa de su padre.