1. Al tiempo, Jacob se enteró de que los hijos de Labán estaban diciendo: «Jacob se ha ido quedando con todo lo que era de nuestro padre, y por eso se ha hecho rico».
2. Pronto Jacob percibió un considerable cambio en la actitud de Labán hacia él.
3. Entonces el SEÑOR le habló a Jacob y le dijo: «Regresa a la tierra de tus padres y de tus parientes, y yo estaré contigo».
4. Un día Jacob mandó a buscar a Raquel y a Lea para que fueran a verlo al campo donde estaba con sus rebaños, pues quería hablar de esto con ellas. Jacob les dijo:
5. —Su padre ya no me trata como antes, ¡pero el Dios de mi padre siempre ha estado conmigo!
12-13. Entonces él me dijo: «Levanta la vista y observa que los machos que se unen a las hembras son manchados, rayados o moteados, porque estoy al tanto de lo que Labán te ha hecho. Yo soy el Dios que conociste en Betel, el lugar donde ungiste la piedra e hiciste voto de servirme. Deja ahora este país y vete a la tierra de tu nacimiento».
17-20. Así fue que un día, mientras Labán se encontraba ausente trasquilando las ovejas, Jacob hizo que sus esposas e hijos montaran en los camellos. Además, tomó todos los ganados, junto con todas las riquezas que había conseguido en Padán Aram, y emprendió el viaje hacia Canaán, donde vivía su padre Isaac. Esto lo hizo sin que Labán se diera cuenta. Por su parte, Raquel le robó a Labán los ídolos de la familia. Esto lo hizo mientras Labán se encontraba en otro lugar esquilando las ovejas.