27. —No me dejes, por favor —respondió Labán—. Por adivinación me he enterado de que el SEÑOR me ha bendecido a través de ti.
28. Dime qué salario quieres recibir, y yo te lo pagaré.
29. Jacob contestó:—Tú sabes con cuánta fidelidad te he servido durante todos estos años, y cómo, debido a mis cuidados, han aumentado tus rebaños.
30. De lo poco que tenías has pasado a tener un rebaño inmenso. El SEÑOR te ha bendecido desde que yo llegué. Pero ya es tiempo de que yo trabaje para mi propia familia.
31-32. —¿Qué salario quieres que te pague? —volvió a preguntarle Labán.Jacob respondió:—Si aceptas lo que te voy a decir, volveré a trabajar para ti. Déjame revisar tu ganado y apartar todos los corderos manchados, rayados y negros, lo mismo que todas las cabras manchadas y rayadas. Dame eso como salario.
33. Entonces, si alguna vez encuentras alguna cabra u oveja blanca entre mi rebaño, sabrás que te la he robado.
34. —De acuerdo —respondió Labán—. Se hará como has dicho.
35-36. Ese mismo día Labán salió al campo y puso aparte todos los chivos que tenían pintas o manchas y las cabras que tenían algo de color o que tenían manchas o listas blancas, y todos los corderos negros. Labán entregó este ganado a sus hijos para que lo cuidaran. Después Labán se llevó el rebaño a unos |60 kilómetros de distancia para alejarlos de Jacob, mientras este seguía cuidando el resto de los rebaños de Labán.
37. Por su parte, Jacob tomó varas verdes de álamo, de avellano y de castaño y las descortezó para dejar al descubierto las franjas blancas. Enseguida colocó las varas en los bebederos, para que el ganado las viera cuando venían a beber, porque era allí donde se apareaban.
39-40. De modo que se apareaban delante de las varas y así las hembras parían ejemplares manchados, negros o rayados. Jacob apartaba estas crías y las colocaba frente a los animales rayados y negros del ganado de Labán.
41. Además, cada vez que los animales más fuertes estaban en celo, Jacob colocaba las varas en los bebederos, de modo que los animales, al unirse, lo hacían mirando las ramas.