27. con la siguiente oración:«¡Alabado sea el SEÑOR, Dios de mi amo Abraham, pues siempre ha sido tan bueno y leal con él! ¡Gracias por haberme guiado directamente a los familiares de mi amo!»
28. La muchacha corrió hasta la casa para contarle estas cosas a su familia.
29-30. Rebeca tenía un hermano llamado Labán. Cuando éste escuchó todo lo que la muchacha les contó, y además vio el pendiente y los brazaletes que llevaba puestos, salió corriendo hacia el pozo, donde todavía estaba el hombre de pie junto a los camellos.
31. Al verlo, le dijo:—¡Venga, usted, bendito del SEÑOR, y quédese con nosotros! No tiene por qué quedarse aquí afuera. ¡Ya le he preparado un lugar para usted. También hay sitio para los camellos!
32. El criado siguió a Labán a la casa. Luego, Labán les llevó agua, para que el criado y sus acompañantes se lavaran los pies. También les quitó a los camellos las cargas que llevaban y les dio suficiente comida.
33. Cuando les sirvieron la comida, el criado de Abraham dijo:—No quiero comer nada hasta haberles dicho por qué estoy aquí.—Muy bien —dijo Labán—, danos tu mensaje.
34. —Soy siervo de Abraham —explicó—.
35. El SEÑOR ha colmado de bendiciones a mi amo, de modo que él es considerado un gran hombre entre la gente de la tierra donde vive. Dios le ha dado grandes rebaños de ovejas y de vacas, además le ha dado una gran fortuna en plata y oro, y muchos esclavos y esclavas, camellos y burros.
36. Como si esto fuera poco, Sara, la esposa de mi amo, siendo ya muy anciana, le dio un hijo a mi amo. A ese hijo mi amo le ha dado todo lo que posee.
37-38. Y mi amo hizo que yo le prometiera que no dejaría que Isaac se casara con una de las mujeres de Canaán, que es la tierra donde él vive. Por eso, me pidió que viniera a esta lejana tierra, para buscar entre sus familiares una esposa para su hijo.
39. Yo le pregunté: «¿Y si no puedo encontrar una muchacha que quiera venir?» Él me respondió:
40. «Vendrá, porque mi SEÑOR, en cuya presencia he andado, enviará su ángel contigo y hará que tu misión tenga éxito. Por tanto, busca una muchacha entre la familia de mi padre.
41. En caso de que mis familiares no quieran dejar venir a la muchacha, tú quedarás libre de la promesa que me has hecho».
42. »Pues bien, esta tarde, cuando llegué al manantial, hice la siguiente oración: “SEÑOR, Dios de mi amo Abraham, si tú me estás guiando para que mi misión tenga éxito, guíame en la forma siguiente:
43. Aquí estoy junto a este pozo, te ruego que me ayudes. Voy a decirle a una muchacha que venga a sacar agua de este pozo: ‘Por favor, déme un poco de agua para beber’.
44. Si ella me responde: ‘Con mucho gusto, y también le daré agua a los camellos’, entonces sabré que es la muchacha que has escogido para que sea la esposa del hijo de mi amo”.