Esdras 3:5-13 Nueva Biblia al Día (NBD)

5. Además ofrecieron los sacrificios continuos que se requerían para los días de reposo, los de la celebración de la luna nueva, y los de las otras fiestas en honor del SEÑOR, que debían celebrarse una vez al año. Asimismo ofrecieron las ofrendas voluntarias que llevaba el pueblo.

6. Así que, desde el primer día del séptimo mes, comenzaron a ofrecer holocaustos al SEÑOR. Para esa fecha aún no se habían echado los cimientos del templo.

7. Luego contrataron albañiles y carpinteros, y compraron madera de cedro de Tiro y Sidón, lo que pagaron con alimentos, vino y aceite de oliva. La madera de cedro la llevaban desde el Líbano y por el mar hasta Jope, tal como lo había ordenado el rey Ciro, de Persia.

8. La construcción comenzó en el segundo mes del segundo año de su llegada a Jerusalén. Trabajaban todos los que habían regresado y estaban bajo la dirección de Zorobabel hijo de Salatiel, de Jesúa hijo de Josadac, y de los sacerdotes y levitas. Los levitas que tenían más de veinte años tenían a su cargo la supervisión de la obra.

9. Así que los levitas Jesúa, junto con sus hijos y hermanos, Cadmiel y sus hijos, que eran descendientes de Hodavías, y los de la familia de Henadad, se pusieron al frente de la obra, para supervisar a los obreros que estaban trabajando en el templo de Dios.

10. Cuando se completó la construcción de los cimientos, los sacerdotes, vestidos con sus túnicas sacerdotales, hicieron sonar las trompetas, y los descendientes de Asaf hicieron sonar sus címbalos, para alabar al SEÑOR de la manera ordenada por el rey David.

11. Cantaban y alababan a Dios dando gracias, y entonaban esta canción: "Dios es bueno, porque para siempre es su misericordia con Israel." Entonces todo el pueblo gritó con gran júbilo y alabó al SEÑOR, porque se habían echado los cimientos del templo.

12. Pero muchos de los sacerdotes, levitas y demás dirigentes, que ya eran ancianos y recordaban el hermoso templo de Salomón, lloraban en alta voz, mientras los otros gritaban de gozo.

13. Los gritos de alegría y los llantos se confundían, y se oían desde muy lejos.

Esdras 3