1. Yo, pues, que estoy prisionero por servir al Señor, les ruego con todo cariño que se comporten como es digno de los que han sido llamados por Dios.
2. Sean totalmente humildes y amables. Sean pacientes entre ustedes y, por amor, sean tolerantes unos con otros.
3. Esfuércense por mantener la unidad creada por el Espíritu, por medio de la paz que nos une.