1. »No entrará en la asamblea del SEÑOR ningún hombre cuyos testículos estén magullados o le haya sido amputado el pene.
2. Tampoco formará parte de la asamblea del SEÑOR el bastardo ni ninguno de sus descendientes por diez generaciones.
3. »Ni el amonita ni el moabita serán admitidos en la asamblea del SEÑOR, ni aun después de la décima generación.
4. Esta ley se establece porque estas naciones no te ayudaron con alimento y agua cuando saliste de Egipto. Al contrario, trataron de maldecirte, para lo cual contrataron a Balán el hijo de Beor, de Petor en Mesopotamia.
5. Pero el SEÑOR tu Dios no oyó a Balán, sino que convirtió en bendición la maldición concebida contra ti porque el SEÑOR tu Dios te ama.
6. Mientras vivas no debes ayudar jamás al amonita o al moabita de ninguna manera.
7. Sin embargo, no tendrás en mala estima al edomita ni al egipcio, porque el edomita es tu hermano y entre los egipcios viviste.
8. Los nietos de los egipcios que vinieron contigo desde Egipto pueden entrar en la asamblea del SEÑOR.
9. »Cuando estés en campaña contra el enemigo, los soldados del campamento deben apartarse de todo mal.