18. Luego les pidió que suplicaran al Dios del Cielo que les mostrara su bondad diciéndoles el secreto, para que no murieran junto con los sabios babilonios.
19. Y esa noche, en una visión, Dios le reveló a Daniel lo que el rey había soñado. Entonces Daniel alabó al Dios del Cielo,
20. diciendo:—Digno de elogio sea el nombre de Dios en todos los tiempos, pues sólo él tiene toda la sabiduría y todo el poder.
21. Lo que pasa en el mundo está bajo su control. Él quita reyes y coloca a otros sobre sus tronos. Él da a los sabios sabiduría, y a los entendidos su inteligencia.
22. Él revela misterios profundos y sabe lo que se oculta en las sombras, aunque él mismo está rodeado de luz.
23. ¡Te doy gracias y declaro tu gran bondad, oh Dios de mis antepasados, pues me has dado sabiduría y poder! Me has concedido lo que te pedimos, nos has mostrado el sueño del rey.
24. Entonces Daniel entró a ver a Arioc, a quien se le había ordenado ejecutar a los sabios de Babilonia, y le dijo:—No los mates. Llévame al rey y yo le diré el significado del sueño.
25. Arioc llevó a Daniel apresuradamente ante el rey y le dijo:—¡He encontrado a uno de los judíos cautivos que puede darle a Su Majestad la interpretación del sueño!
26. El rey le dijo a Daniel, a quien también le llamaban Beltsasar:—¿Es esto cierto? ¿Puedes tú hacerme conocer el sueño que tuve y lo que significa?
27. Daniel respondió:—Ningún sabio, astrólogo, mago o adivino puede descubrir al rey tales cosas,
28. pero hay un Dios en el cielo capaz de revelar los secretos, y él le ha mostrado a usted, rey Nabucodonosor, lo que va a pasar en el futuro. Éste fue su sueño y las visiones que tuvo mientras estaba en su cama:
29. Mientras Su Majestad dormía, soñó los acontecimientos que están por venir. Entonces Dios le mostró en sueños lo que va a suceder.
30. Pero recuerde que no es porque yo sea más sabio que los demás seres humanos que conozco el secreto de su sueño, sino porque Dios quiere que entienda lo que usted cavilaba en su cama.
31. »En su sueño, Su Majestad vio una enorme y poderosa estatua de un hombre, de un brillo extraordinario y aspecto terrible.
32. La cabeza de la estatua estaba hecha del oro más puro; su pecho y sus brazos de plata; su vientre y sus muslos de bronce;
33. sus piernas de hierro; sus pies estaban hechos en parte de hierro y en parte de arcilla.
34. Pero mientras Su Majestad miraba la estatua, una piedra que ninguna persona había tocado se desprendió y vino y golpeó los pies de la estatua.