13. Entonces uno de los veinticuatro ancianos me preguntó:—¿Sabes quiénes son éstos que están vestidos de blanco y de dónde han venido?
14. —No, Señor —respondí—. Dímelo.—Estos son los que pasaron por la gran tribulación —me dijo—. Su ropa está blanca porque la lavaron y blanquearon con la sangre del Cordero.
15. Por eso están delante del trono de Dios y sirven día y noche en su templo. El que está sentado en el trono los protege;
16. jamás volverán a tener hambre ni sed, y estarán a salvo del sol abrasador del mediodía.
17. El Cordero que está en el trono los alimentará y, como pastor, los conducirá a las fuentes del agua de la vida. Y Dios les enjugará las lágrimas.