18. y al contemplar el humo del incendio, dirán: «¿Dónde vamos a encontrar otra ciudad como ésta?»
19. Y echándose tierra en la cabeza en señal de duelo, dirán ahogados por el llanto:«¡Ay, pobre de la gran ciudad que nos enriqueció con su gran riqueza! ¡En sólo una hora desapareció...!
20. Pero tú, cielo, regocíjate por lo que ha sucedido. Y regocíjense también los santos, los profetas y los apóstoles, porque al castigar a la gran ciudad, Dios les está haciendo justicia a ustedes».
21. Entonces un ángel poderoso tomó una peña con forma de piedra de molino y la arrojó en el mar diciendo:«Babilonia, la gran ciudad, será arrojada como yo arrojé esta piedra, y desaparecerá para siempre.
22. Nunca se volverá a escuchar en ella la música de los cantantes, el vibrar del arpa, la flauta y la trompeta. Jamás volverá a verse en ella industria de ningún tipo, y cesará la molienda de granos.
23. Negras serán sus noches, sin luz de lámparas en las ventanas. Jamás volverán a proclamarse alegrías nupciales, porque tus mercaderes eran los más prósperos de la tierra y engañaste a las naciones con tus hechicerías,
24. porque por ti se derramó sangre de profetas y santos y de todos los que han sido asesinados en toda la tierra».