14. —¿Por qué te atreviste a matar al ungido de Dios? —le preguntó David.
15. Entonces llamó a uno de sus soldados y le ordenó:—¡Mátalo!Y el soldado mató al amalecita, atravesándolo con su espada.
16. —Tú mismo te declaraste culpable al confesar que diste muerte al ungido del SEÑOR.
17-18. David compuso un canto fúnebre por Saúl y Jonatán. Después ordenó que ese canto fuera enseñado a la gente de Judá. Este canto está escrito en el libro de Jaser.