2. ¡pero yo he hecho un templo para ti, SEÑOR, para que vivas en él para siempre!»
3. Luego el rey volvió el rostro hacia la congregación, que permanecía de pie para recibir su bendición. El rey dijo:
4. «Bendito sea el SEÑOR, Dios de Israel, que le habló a mi padre David, y que acaba de cumplir la promesa que le hizo al decir:
5-6. “Desde que traje a mi pueblo desde la tierra de Egipto, nunca había escogido una ciudad en Israel para la ubicación de un templo en el cual estuviera mi nombre; y nunca antes había elegido un guía para mi pueblo Israel. Pero ahora he escogido a Jerusalén para residir en ella, y a David como rey”.
7. »Mi padre David deseaba construir un templo para el SEÑOR, Dios de Israel,
8. pero el SEÑOR le dijo: “Tu deseo de construirme una casa para honrarme es bueno,
20-21. Mira favorablemente este templo día y noche, este lugar sagrado donde dijiste que pondrías tu nombre. Te ruego que oigas y contestes las oraciones que siempre elevaré a ti al estar frente a este lugar. Escucha mis oraciones y las de tu pueblo, Israel, siempre que oremos vueltos hacia este lugar de tu morada; sí, óyenos desde el cielo, y cuando escuches, danos el perdón.
37-38. si en el destierro se vuelven a ti otra vez, y si en su corazón se tornan hacia esta tierra que tú diste a sus padres, y a esta ciudad y al templo que yo te he construido, y te suplican con todo su corazón que los perdones,