2 Crónicas 32:25-33 Nueva Biblia al Día (NBD)

25. Sin embargo, Ezequías no correspondió con verdadera gratitud y alabanza, sino que se enorgulleció, por lo que la ira de Dios se encendió en su contra, y contra Judá y Jerusalén.

26. Pero luego, Ezequías y todos los residentes de Jerusalén se arrepintieron de su pecado. Por eso, durante toda la vida de Ezequías, el SEÑOR no descargó su ira sobre ellos.

27. Ezequías se hizo muy rico y recibió muchos honores. Tuvo que construir edificios para guardar la plata, el oro, las piedras preciosas y los perfumes, y los escudos y vasijas de oro.

28-29. También edificó muchos almacenes para el trigo, para el vino nuevo y el aceite de olivas, y muchos establos para sus animales, y rediles para sus rebaños de ovejas y cabras. Construyó, además, muchas ciudades, porque el SEÑOR le había dado gran riqueza.

30. Fue Ezequías el que cerró la salida superior del manantial de Guijón y llevó sus aguas a la parte occidental de la ciudad de David, en Jerusalén, a través de un canal subterráneo. En fin, Ezequías prosperó en todo lo que hizo.

31. Sin embargo, cuando llegaron los embajadores de Babilonia para saber acerca del milagro maravilloso que había ocurrido en el país, Dios lo dejó solo para probarlo y ver cómo era realmente.

32. El resto de la historia de Ezequías y todas las cosas buenas que hizo están escritas en el libro del profeta Isaías hijo de Amoz, y en los Anales de los Reyes de Judá e Israel.

33. Cuando murió, fue sepultado en el cementerio real, entre los demás reyes, y toda la gente de Judá y de Jerusalén lo honró en su muerte. Su hijo Manasés le sucedió en el trono.

2 Crónicas 32