4. Además le pidió al pueblo de Jerusalén que llevara sus diezmos a los sacerdotes y levitas, para que no tuvieran necesidad de realizar otras tareas sino que pudieran entregarse completamente a sus deberes, en la forma exigida por la ley del SEÑOR.
5-6. El pueblo respondió inmediatamente y en forma generosa con las primicias de las cosechas de trigo, de vino nuevo, aceite de oliva, miel, y de todos los frutos del campo. Ofrecieron igualmente el diezmo de todos sus ingresos. El pueblo que se había ido de Judá a las tribus del norte, y el pueblo de Judá que vivía en las provincias también trajeron los diezmos del ganado y de las ovejas, y el diezmo de las cosas dedicadas al SEÑOR, y los pusieron en grandes montones.
7-8. Los primeros diezmos llegaron en el mes tercero, y en el mes séptimo aún seguían creciendo los montones. Cuando Ezequías y sus funcionarios fueron a ver los grandes montones, bendijeron al SEÑOR y elogiaron al pueblo.
10. Y Azarías, el sumo sacerdote del clan de Sadoc, respondió:—Éstos son diezmos. Hemos estado comiendo de ellos por muchas semanas, y esto es lo que ha sobrado. El SEÑOR, en verdad, ha bendecido a su pueblo.
11. Ezequías ordenó preparar cuartos para almacenaje en el templo, y así lo hicieron.
16. Todos los que estaban inscritos en los registros genealógicos, de tres años para arriba, y que prestaban diariamente sus servicios en el templo, de acuerdo a sus turnos, se tenían en cuenta para la distribución.
19. Había personas encargadas en cada una de las ciudades de los sacerdotes, para entregar los alimentos y otras provisiones a todos los sacerdotes descendientes de Aarón de la zona, y a todos los levitas registrados.
20. De esta manera el rey Ezequías procedió en todo Judá, haciendo lo que era justo, bueno y verdadero ante los ojos del SEÑOR su Dios.
21. Todo lo que hizo a favor del templo, lo hizo de todo corazón, con el único propósito de buscar a Dios y de actuar de acuerdo con los mandamientos de la ley. Por eso tuvo éxito en todo lo que se propuso hacer.