9. Los que anhelan volverse ricos caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Esos afanes tontos y dañinos hunden a la gente en la ruina y la destrucción,
10. porque ¡el amor al dinero es la raíz de todos los males! Hay quienes han dejado la fe por correr tras las riquezas y al fin se han causado a sí mismos muchísimos sufrimientos.
11. Tú, en cambio, eres un hombre de Dios. Huye de estas cosas y dedícate de lleno a lo que es justo y bueno, a la fe y al amor, a la constancia y a la humildad.
12. Lucha la buena batalla de la fe; echa mano de la vida eterna que Dios te ha dado y que has confesado ante tantos testigos.
13. Te ordeno en el nombre de Dios, que da vida a todas las cosas, y en el nombre de Cristo Jesús, que admirablemente dio testimonio delante de Poncio Pilato,