1. Hijitos míos, les digo esto para que no pequen; pero si alguno peca, tenemos un abogado ante el Padre: a Jesucristo el justo.
2. Él es el sacrificio que fue ofrecido por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
3. ¿Cómo podemos saber que conocemos a Dios? Si obedecemos sus mandamientos.
4. Si alguno dice: «Yo conozco a Dios», pero no obedece sus mandamientos, miente y no dice la verdad.
5. En cambio, el amor a Dios se demuestra cuando obedecemos lo que él manda. Así estamos seguros de que estamos unidos a Dios.
6. El que afirma que está unido a Dios, debe vivir como Jesucristo vivió.
7. Queridos hermanos, no me estoy refiriendo a ningún mandamiento nuevo, sino al mandamiento antiguo que desde un principio han tenido ustedes.
8. Sin embargo, siempre es nuevo, porque es una realidad que se muestra en Cristo y en ustedes. Esto es así porque la luz verdadera brilla y hace que la oscuridad vaya disipándose.
9. El que dice que anda en la luz pero aborrece a su hermano, todavía está en tinieblas.