5. Alcé la vista y, al mirar, vi a un hombre que tenía en la mano una cinta para medir.
6. Le pregunté:—¿A dónde te diriges?Me respondió:—A medir Jerusalén para saber cuál será su anchura y su longitud.
7. Se marchaba ya el ángel que estaba hablando conmigo, cuando otro ángel le salió al encuentro
8. y le dijo:—Anda y di a ese joven: «Jerusalén será una ciudad abierta, habitada por una multitud de personas y animales.
9. Y yo seré para ella —oráculo del Señor— una muralla de fuego alrededor y un motivo de gloria en medio de ella».
10. ¡Ea, vamos!Escapen del país del norte—oráculo del Señor—.Yo los dispersé —dice el Señor—por los cuatro puntos cardinales;