1. Cuando se ofrece al Señor un sacrificio de comunión* con ganado mayor, sea macho o hembra, el animal no deberá tener defecto alguno.
2. El oferente pondrá su mano sobre la cabeza del animal ofrecido y lo degollará a la entrada de la Tienda del encuentro; luego los sacerdotes aaronitas rociarán con sangre los lados del altar.