22. Si luego vienen sus padres o sus hermanos a reclamarles, les diremos: «Perdónenlos, por favor, pues han capturado cada uno una mujer como en la guerra». Y tampoco puede decirse que se las han dado ustedes, porque en ese caso ustedes serían culpables.
23. Así lo hicieron los benjaminitas: raptaron tantas danzarinas como eran ellos; luego se fueron, regresaron cada uno a su heredad, reconstruyeron las ciudades y se establecieron en ellas.
24. Por su parte, los israelitas se marcharon de allí cada uno a su tribu, a su clan y a su heredad.