22. Aquella tarde, antes de la llegada del fugitivo, la mano del Señor se había posado sobre mí y había abierto mi boca antes de que aquel llegara por la mañana. Después de abrirme la boca ya no volví a quedar mudo.
23. El Señor me dirigió la palabra:
24. —Hijo de hombre, los que viven entre ruinas en la tierra de Israel andan diciendo: «Abrahán, que era uno, tomó posesión de esta tierra; y nosotros, que somos muchos, hemos recibido la tierra como heredad».
25. Pues bien, diles: Esto dice el Señor Dios: Ustedes comen alimentos sin quitarles la sangre, alzan suplicantes sus ojos a los ídolos, cometen asesinatos, ¿y piensan que van a heredar esta tierra?
26. Confían en sus espadas, cometen abominaciones, cada cual deshonra a la mujer de su prójimo, ¿y piensan que van a heredar esta tierra?
27. Y añadirás: Esto dice el Señor Dios: Juro por mí mismo que los que habitan entre ruinas caerán víctimas de la espada, juro que entregaré como alimento a las fieras a los que estén en campo abierto, y que los que se refugian en lugares escarpados y cuevas morirán de peste.
28. Convertiré el país en pura desolación, se acabarán su orgullo y su poder, y los montes de Israel quedarán desérticos, sin nadie que transite por ellos.