5. de modo que la fe de ustedes no es fruto de la sabiduría humana, sino del poder de Dios.
6. Sin embargo, también nosotros* disponemos de una sabiduría para los formados en la fe*; una sabiduría que no pertenece a este mundo ni a los poderes perecederos que gobiernan este mundo;
7. una sabiduría divina, misteriosa, escondida, destinada por Dios, desde antes de todos los tiempos, a constituir nuestra gloria.
8. Ninguno entre los poderosos de este mundo ha llegado a conocer tal sabiduría, pues, de haberla conocido, no habrían crucificado al Señor de la gloria.