11. Los que construían la muralla y los que portaban las cargas realizaban con una mano el trabajo y con la otra empuñaban un arma.
12. Cada albañil tenía una espada ceñida a la cintura y así realizaba su labor. A mi lado estaba permanentemente alguien que tocara la corneta.
13. Dije a los nobles, a las autoridades y al resto del pueblo:—La obra es extensa y estamos desperdigados a lo largo de la muralla, lejos los unos de los otros.
14. Así que cuando oigáis el sonido de la corneta acudid allí para ayudarnos. Nuestro Dios luchará por nosotros.