34. Cuando llegó el tiempo de la vendimia, envió sus criados para percibir de los labradores el fruto que le correspondía.
35. Pero los labradores, cayendo sobre los criados, golpearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.
36. El amo envió otros criados, en mayor número que la primera vez; pero los labradores hicieron lo mismo con ellos.
37. Por último envió a su propio hijo, pensando: «A mi hijo lo respetarán».
38. Pero cuando los labradores vieron que se trataba del hijo del amo, se dijeron: «Este es el heredero. Matémoslo, y apoderémonos de su herencia».
39. Y, echándole mano, lo arrojaron fuera de la viña y lo asesinaron.
40. Por tanto, cuando venga el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?
41. Contestaron a Jesús:— Son unos miserables; los hará perecer sin compasión y confiará la viña a otros labradores que le entreguen a su tiempo el fruto que le corresponda.
42. Añadió Jesús:— ¿Acaso no habéis leído en las Escrituras: La piedra que desecharon los constructores, se ha convertido en la piedra principal. Esto lo ha hecho el Señor, y nos resulta verdaderamente maravilloso?
43. Por eso, os digo que el reino de Dios se os quitará a vosotros y será entregado a un pueblo que produzca los frutos que corresponden al Reino.
44. [En cuanto a la piedra, el que caiga sobre ella, se estrellará, y a quien la piedra le caiga encima, lo aplastará].