10. Al contrario, cuanto te inviten, siéntate en el último lugar; así, al llegar el que te invitó, te dirá: «Amigo, sube hasta este lugar de más categoría». Entonces aumentará tu prestigio delante de los otros invitados.
11. Porque a todo el que se ensalce a sí mismo, Dios lo humillará; pero al que se humille a sí mismo, Dios lo ensalzará.
12. Dirigiéndose luego al que lo había invitado, le dijo:— Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, a tus hermanos, a tus parientes o a tus vecinos ricos, porque después ellos te invitarán a ti y quedarás así recompensado.